miércoles, 24 de agosto de 2011

Voz y Poema: diagonal porosa de la idea. Por Ernesto Estrella

Voz
La voz es un estado frágil de sonido, ritmo y silencio, cuyas posibilidades son infinitas.
Su trabajo ocurre dentro de una libertad absoluta cuyas superficies sonoras estables (curva de entonación, palabra, fonema, respiración) son sólo los elementos inicialmente más reconocibles de una propuesta: dirección pronunciada de una idea.
Libertad absoluta es aquí humanismo extremo, estiramiento sensible de un acto de emisión, o de ausencia, situado en el sistema fono-articulatorio.
Por tanto, respeto y percepción de ese trasfondo múltiple en el que late nuestro día: movimiento cauto, certero, y abierto. Hasta que se acomete una idea, que cruza esa libertad, le da una dirección. Sonora, en el caso de la voz.
Acometer una idea es, simplemente, sostenerse en el despliegue de esta idea sin cerrar en concepto sus descubrimientos. Idea como entrenamiento, como trabajo: incomodidad del prefijo, participación en la existencia de la idea, entrada posible de dicha idea en el mundo.
Frente a una idea, la voz se adentra, no en una búsqueda solamente, sino en la exploración sensible de dicha búsqueda. En fábula simple: uno está buscando oro, pero no es únicamente eso, está abierto a sentir la plata, el gusano, el aire, otra mano, alrededor, sin perder la intensidad de la búsqueda. Solo que no es oro, obviamente, lo que se busca. Sino, por ejemplo: la diagonal porosa de la idea de igualdad. Pronunciar una idea es darse a este proceso. En el que nace una oportunidad para que la voz piense.
Quien escucha es umbral, y su oído es el escenario donde puede aparecer un punto, una secuencia de participación. Con un murmullo, con un grito o con un silencio, la voz llama hacia sí la atención, despierta, y esto solamente para compartir algo que no está localizado ni en el cuerpo de quien emite ni en el de quien recibe.
Sobre los elementos menos transitados del sistema fono-articulatorio, la voz tiene la habilidad de comunicar incluso el sondeo crudo que los puede hacer emerger dentro de una idea. Se puede hablar de la gradación del chasquido, de las gamas de ataque o armónicos en las vocales, de la aspiración velar o pectoral, etc.[1] Pero es su desarrollo dentro de la idea lo que importa. Aunque pueden practicarse y afinarse, lo que es un ejercicio recomendable, que además suele dejar hallazgos en el camino, no se trata de efectos que a posteriori vienen a construir o componer el lugar sonoro que plantean. Incluso una vez acometidos a la idea, el rapto de decisiones que ocurre en el interior de este trabajo tiene siempre como fondo la libertad absoluta. Ahora, para que la participación ocurra, es también necesario un oído libre.

Oído
Basta el ejercicio de la escucha para entrar en relación con lo que el sonido propone. Carne en travesía, en el caso de la voz y su idea pronunciada. Para que se produzca la escucha, entonces:
● Auriculares, o un buen equipo de música.
● Dejación del mandato visual.
● Dejación del mandato emocional.
● Curiosidad, rigurosa, hacia lo inédito.
Del otro lado de estas pocas fuentes de esfuerzo está la escucha, como participación.

La voz del poema
La cercanía de un poema es una oportunidad para la evaluación de la naturaleza creativa de la lectura poética.
La lectura del poema como acción: qué ocurre en el poema, cuáles son las coordenadas de la idea que despliega, qué plantea que no había sucedido antes de él. Y cómo pensar este corte, y establecer escalas despiertas que permiten el tránsito entre lo teórico y lo performativo. Calma de aceptar que no conocemos, o apenas, lo que un poema nos trae. Y calma aun más tensa por saber que no estamos preparados, o apenas, para realizar en nuestro día el exceso de su coherencia. Una primera instancia de relación con el poema supone localizar una idea en el entramado del texto que nos ha detenido. Recorrer esa parada es acometerse al trabajo de dicha idea dentro del poema. Este nivel de encuentro con el poema no es siempre necesario para la creación sonora, que en ocasiones provoca su propia idea (intuitiva, nacida de una improvisación) en el roce instantáneo con el poema.[2] Pero exponerse desde el silencio a los descubrimientos de un poema, además de buen ejercicio, es también aliento preparatorio.
Para la voz, entonces, el poema: tropiezo responsable y sostenido dentro de lo abierto múltiple.
En su dimensión performativa vocal, el poema suele moverse entre la palabra hablada y la melodía, a menudo situándose en una de esas dos plataformas o alternando de un modo estable entre ambas. Lo oral del poema es antiguo, pero en su funcionamiento contemporáneo suele ceñirse a una variedad de códigos o rutinas de recitación que en general solo entregan dicho código junto a una adición personal al mismo. Lo que no está mal. Si no fuera porque suele ser lo único que sucede.
Las posibilidades cambian si el poema se convierte en partitura permeable, punto de inicio para una lectura no atrapada en la transparencia del significado, sino en la entrega del poema desde el lugar de su creación. Como búsqueda dentro del sonido, es el propio proceso creativo, el cruce de la idea en sus certezas y sus barros, lo que proponemos. Esto convierte al poema, y de un modo más inmediato, a la lectura sonora del mismo, en una zona de trabajo en que sostenernos en estado de permanente cuidado y sensibilidad.
El encuentro entre voz y poema contiene, por tanto, un potencial acto de cultura.

Voz y cuerpo
La voz parte del cuerpo, pero no pertenece a él. De nuevo, exploración sensible: la voz piensa un cuerpo sin junturas, sin nudos. La voz como búsqueda dentro de ese cuerpo creado. Externo y expuesto a ser compartido, escuchado.
Para hacer inevitable la indagación de este axioma, percibido físicamente durante grabaciones en estudio y actuaciones, decidí realizar una serie de piezas centradas precisamente en disciplinas del cuerpo. El resultado, hasta ahora, incluye “Horizonte”, dedicado al cuerpo de la danza, y “Noche cerrada”, dedicado al cuerpo del boxeo.
● “Noche cerrada”: el cuerpo del boxeo, separado del secreto que detenta.
Como experiencia sonora, estamos en una zona emocional y física inestable dentro de la cual va a surgir la cuerda floja del proceso hipnótico.
La pieza despliega desde el sonido el lugar que el cuerpo del boxeo cruza hasta justo el momento previo al inicio del combate. Es un lugar húmedo, y distante del cuerpo que lo detenta, territorio intermedio que tiembla de miedo, hambre y anticipación, y desde el cual se va a realizar la hipnosis que vacía el cuerpo ajeno. En los segundos rápidos y ruidosos en que se confronta a los contrincantes, para el saludo, en la mirada, se produce el robo del cuerpo. Y el combate ya se ha decidido. Antes incluso de que empiece.
El origen de la pieza, al igual que “Horizonte”, era meramente sonoro, y ceñido a una dinámica de respiración. En su forma actual, contiene un poema, con el mismo título, en realidad inspirado en la idea y el trabajo de voz previos. Dos versiones de “Noche cerrada” pueden encontrarse en http://soundcloud.com/ernescozar, una de ellas realizada con metrónomo, base de la notación que también acompaña este trabajo.[3] La pieza, a su vez, forma parte de un trabajo una colaboración con el compositor español Mauricio Sotelo, que, bajo el título de “Cuerpos robados” (orquesta dividida, violín y voz) tendrá su premiere este septiembre durante el Klangspuren Festival of Contemporary Music, en Schaz, Tirol.
“Noche cerrada” está inspirado y dedicado a Mike Tyson, demoledor y frágil maestro oyente del miedo.

[1] Importante citar aquí el ensayo “Mapa del ruido en la música del siglo XX”, del compositor argentino Marcelo Toledo, en el que junto a la revisión histórica, encontramos intuiciones teóricas importantes para una consideración sensible y atenta de las posibilidades del fenómeno acústico. http://www.marcelotoledomusic.com/Mapadel_Ruido.pdf
[2] En un reciente artículo, el poeta uruguayo Luis Bravo, da con una expresión precisa, la de “puesta en voz” del poema, que me parece del todo correcta para pensar la entrada de la voz en el poema y viceversa. Bravo, Luis: "La puesta en voz de la poesía: antiguo arte multimedia", Revista [Sic], Asociación de Profesores de Literatura del Uruguay, Nº1, Abril, Montevideo, 2011. http://www.aplu.org.uy/wp-content/uploads/2010/04/SIC_abril_20111.pdf
[3] No son grabaciones de estudio definitivas, pero pueden dar una idea del proceso de trabajo y sus resultados.

Ernesto Estrella Cózar es un educador/poeta/performer que vive en Nueva York desde el 2000. Obtuvo su doctorado en la Universidad de Columbia, y entre el 2007 y el 2011 ha dado clases en la Universidad de Yale, como especialista en poesía. En su vertiente de poeta, ha sido incluido en antologías como Inmenso Estrecho (2007), Cuadernos del abismo (2008), y El Tejedor en… Nueva York (en prensa). Su libro multimedia Achronos apareció recientemente en el Virtual Poetry Project de la City University of NewYork (http://nml.cuny.edu/poetryproject/vpp/index.php/vpp/index), y permanece inédito su libro Boca de prosas. Ha publicado artículos críticos en revistas de prestigio y su volumen sobre teoría poética "Espacio", poema en prosa de Juan Ramon Jiménez. Centro de una metamorfosis poética, está en prensa. Su taller, “El poema como presente” (“Reading the Poem as Present”), apoyado por el consulado español de Nueva York como parte de su programa cultural, tuvo lugar durante el mes de abril en el Bowery Poetry Club. El taller también se ha realizado de modo intensivo en los Centros Culturales de España en Buenos Aires y Montevideo. Su trabajo de voz y poesía ha cristalizado ya en dos actuaciones distintas, que han sido presentadas en Alemania, Rusia, Estados Unidos, Finlandia, Letonia, Argentina e Uruguay: “Salir de la palabra, entrar al sonido” (“Out of the Word, into the Sound”), de la que existe un CD con el conjunto de la actuación como grabación en estudio, y “Abrir el poema” (“Opening the Poem”). Como músico, es co-fundador, cantante y letrista de Hellhoundsound, banda que actúa frecuentemente en Nueva York (www.myspace.com/hellhoundsound). Junto con el compositor argentino Marcelo Toledo y el guitarrista griego Stelios Michas, es parte del trio MES, cuya dinámica plantea un trabajo multi-instrumental sostenido en la frontera frágil entre composición e improvisación. En septiembre, tomará parte del Klangspuren Festival of Contemporary Music, en Schaz, Tirol, donde se realizará la premiere de “Cuerpos robados”, trabajo de colaboración con el compositor español Mauricio Sotelo.

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